Hasta siempre Dr. Degrossi

EL RECUERDO DE LA PACIENTE NÚMERO UNO Cuando un amigo se va (dijo el poeta) queda un espacio vacío. Cuando tu médico se va, te quedás huérfano y si es tu traumatólogo el que parte, se pierde el apoyo para poder andar. El sostén. En especial después de 30 años de una fluida relación médico-paciente. Con cinco cirugías que alentaron tantas caminatas. Y pensábamos festejarlo a tiempo de hacer memoria. Recordar. Cómo hicimos camino al andar. Cuando por el 93 llegué a tu consultorio con la promesa de tratamiento con un discípulo del mítico Dr. Fernández Schnoor, jefe de servicio en el Argerich, y Deportólogo que había acompañado las campañas de independiente en su tradición copera. Iniciabas tu carrera. Comenzamos a andar y hacer el camino de "los pasos ganados" cuando en el aeropuerto de Jujuy, el QAC (Club que nos unà) volvía de enfrentar a Gimnasia y Esgrima mientras que con mi colega, terminábamos de dar una Capacitación para profesores de Inglés. Un severo "La estoy esperando" que impidió el control de aduana y me llevó a la primera artroscopía en febrero de 1994. Sin tutearnos todavía, severo pero comprensivo, te escuché decirme. "Dígame qué está dispuesta a hacer". Y ni siquiera eso cumplí. Interrumpí un tratamiento inyectable muy específico por la primera toma de edificio que me tocó gestionar como Inspectora de educación cuando sostenía que cortar Calchaquí era delito. ¡Cuánta paciencia me tuviste! Como yo a los alumnos, que con los años se fueron acostumbrando a que un Corte es algo normal. Directores, Inspectores (algunos ya jubilados) deben recordarme con una sonrisa, como yo recuerdo tus disculpas. Hice lo que pude y me acompañaste, como pudiste. Pasaron los años y nunca faltó una sonrisa como respuesta para un pedido de sobre turno. Aunque especializado en rodilla, dedos de pie o manos, muñecas o columna, entre cirugía y cirugía, siempre tuvieron un Sí aunque tuvieran como la consiguiente extensión de horario de atención… Cada vez que lo pienso siento culpa. Comenzamos a tutearnos y pasé de Doc a Fer. Y a apoyar algunas de tus iniciativas. Durante tu intento al frente del Htal. Oller. ¡Qué feliz te veías en esas fotos! En el último tiempo el cuadro de Brown para sortear a beneficio del Servicio de Traumatología del Htal. Argerich.
Hicimos camino al andar, y al volver la vista atrás, te veo Jefe de Servicio y veo el camino que nunca volveremos a pisar. Solamente recordar. Cuando por ejemplo, por duro que resulta me decías:”Ud. va a tener que convivir con el dolor”. O “Esta cirugía salió bien, pero si tiene una sobrevida de diez años, Haremos el reemplazo”. Duro pero tan sincero… Lo que no me dijiste es que te irías antes que yo. Que te estaré esperando esta semana, para el control post quirúrgico, como habíamos quedado. Y para decirte de corazón, como en una antigua bendición Irlandesa: “Hasta tanto volvamos a encontrarnos, Dios te tenga en la palma de sus manos”.

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